Ciclos

El mentón siempre por encima de las consecuciones, y las expectativas a años luz de tu anatomía. Niña, me encantaría poder seguir cuidando de lo poco que queda de ti, pero abultas demasiadas promesas en la torácica, y a duras penas me las arreglo para respirar; mucho menos podemos hablar de tomarnos un respiro. Tú, que solo querías un hombro sobre el que llorar, te has llevado los mayores de los sermones. Tú, cielo, que solo querías jugar. Al final, te relegas al papel de títere. Buscabas que te dieran la razón, algo de comprensión, y te hicieron sentir insensata. Necesitabas amor, o al menos que te permitieran entregarlo. Mas, usaron tus sentimientos en tu contra. Percibo un brillo fulgurante en tus ojos que me indica que estás dispuesta a luchar, pero la verdadera batalla se libra en tu mente, y los pensamientos se clavan más profundo que las dagas. Te siento tan derrotada como ansiosa, y me da miedo. Me estremezco porque ambas sabemos adónde nos llevan estos arranques de locura. Por...