Luftmensch

Puestos a confesar, llevo años sin pisar una iglesia (no por voluntad o fe propia), y he pecado menos que otros que dicen creer y no lo hacen ni en cuanto a sí mismos. Llevo tantos años bebiendo del mismo vaso que las mitades me hablan a mí, y qué remedio más allá que confesarles que nunca llegas al final cuando pierdes los propósitos en el camino hacia la resignación. Suspiro como quien sabe que expulsando todo el aire te vas, pero sigo aquí y quien falta eres tú. Porque estar ocasionalmente no cuenta como permanencia, y en el pacto de mi corazón hace ya meses que figuras como transeúnte, por mucho que le duela a mi estabilidad. Que aún no tienes los pies en el suelo, y no puedo reprochártelo si a esa libertad descarada tuya decidí anclarme por cuenta propia. Que mi barco sigue sin entender de tus derivas, y la misma sal que me cerraba las heridas escuece en los ojos. Una vez más, he pestañeado cuando te despedías. O eso alegas. Qué conveniente. Puestos a confesar, pero no dispuestos ...