Kalopsia

Tan tóxico como el agua estancada de la fuente de tus promesas. Nocivo hasta decir basta, e imperturbable ante las quejas de un mundo que sigue sin entender tu necesidad de causar dolor por simple placer. Porque el que se complace de la tragedia, permíteme decirte, tiene un nombre: payaso. Y yo, que conquisto versos como quien juega a perseguir pompas de jabón, con la esperanza de algún día sostener una en las manos sin la necesidad de romperse, te vestí tan bonito en mi poesía que casi me lo creo. Y yo, que llevaba toda una vida vagando como un alma en pena por una existencia que dejaba mucho que desear a ojos de los demás, abandono la historia y, por supuesto, el guion de este amor. Porque, hazme caso: el amor verdadero no entiende de barreras. Y yo, fiel devota a mis emociones, practicante de sufrimiento, traficante de signos vitales, me hice querer tanto que no supiste qué hacer. Y desapareciste. Algún día vas a lamentar no haberte dado cuenta a tiempo de que el amor sa...