Morosis





El amor de una relación termina cuando uno no quiere (querer). El otro, por su parte, se aferra a un sentimiento de pesar que no son sino los resquicios de un pacto sin precedentes, es decir, sin confirmar.

Ella era la excusa de un cobarde para no arriesgarse por algo que sabe que va a doler. Ella no era el motivo, cielo. Era el bache que el perdedor señala para explicar por qué no alcanzó la meta. Y tú, más deseo, más terminal e inalcanzable que cualquiera de esas almas que juegan a las cartas como quien baraja con el destino, algún día lo entenderás.

Morosis es tirar por la borda el timón al ver que se aproxima tempestad, pues esta da paso al arcoíris. Morosis es esperar que el destino sea el encargado de unir almas pertenecientes, cuando ni tan siquiera él es capaz de labrar su propio futuro. Morosis no fue perderte, fue no encontrar las agallas de buscarte.

Hoy te acompaño en el funeral, porque nadie más se atreve a llorar la muerte de un amor. Y es que, verás: en cuestión de afecto, e incluso cuando no nos vemos involucrados, nadie se atreve a mediar palabra. Ahí entro yo y rompo esquemas. Será porque soy Virgo.

Niña, hemos superado banderas blancas y batallas sangrientas. Surcamos los 7 mares en busca de la libertad, y nos dimos cuenta de que un mundo redondo se nos quedaba corto. Ahora sabemos que el infinito también, porque no deja de ser dos círculos entrelazados.

Hoy nos ponemos en pie juntas, porque somos una. Y aunque yo sea la razón y tú la pasión, aunque te duela el corazón y yo no lo sepa ver, te recuerdo por qué terminó: porque él nunca te quiso como tú a él.




Morosis: "la más estúpida de las estupideces".



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