Cuento para después de dormir




Fui coronada princesa del desamor con la esperanza de que llegaras y me salvaras. No entiendo de principios, pero comprendo que te fueras. Siempre fuimos un final a medias tintas por si eso me permitía volver a describirte un poco más bonito que la última vez. Pero no me inspiras tanto. Al final del día, yo soy noche y tú tienes un insomnio tan dolorosamente adictivo que nunca me podrías haber querido más allá de tu adicción. Porque te hacía daño, y dos no quieren si uno no puede (¿o no era así?).

Ahora, me miro frente al espejo como lo hacías tú cuando aún no me conocías. Precisamente, porque me conozco y soy mejor. Debí haber sabido que no funcionaría en el momento en que apretaste fuerte el gatillo y solo me preocupó que te hicieras daño. Vaya una cínica de amor para otros. Debería darme vergüenza, a mí, que siempre fui la protagonista de mis cuentos para contarlos en primera persona y que entendieran mejor mi dolor. Desgraciada no mucho, pero desagradecida vengo siendo para rato si me pides disculpas por haberme querido. Sigo consagrando retazos de otras historias, lo contraproducente y dañino, con la esperanza de que otros lo conciban arte abstracto y finjan comprenderme (solo para no sentirme tan mal). Perdóname, yo no quería hacerte eterno (aunque así lo creyera), yo solo quería que no me olvidaras nunca al leerte de nuevo en cada una de mis letras. Al final, siempre queremos lo que no quisimos de verdad cuando lo teníamos. Vaya una cría en el amor me has vuelto. Te prometo que yo había madurado en otras historias. Imagino que es lo que tiene escribir otro libro de cero. O de ti, que no sé qué es peor.

No me tomes demasiado en serio, que tampoco he sido nunca una de esas, aunque actuara como tal. De verdad, siempre he sido más honesta por medio de palabras que de acciones (me confundo hasta a mí). Sigo siendo la niña de otro y os llevo la contraria a los demás. Es lo que hay. Es lo que soy si me intentan moldear otras manos inexpertas. Que no, que no quiero cambiar. Que yo siempre fui mejor en versión original. No es mi culpa que no hables mi idioma.

Pero sí, fui coronada princesa del desamor. Solo para ascender a reina y poder desprenderme del resto de cargos (o títulos). Y por favor, no intentes venir a salvarme. Esta historia siempre la protagonizo yo. Este es el después.





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