Sphallolalia

Te voy a escribir el poema más bonito porque, aquella tarde, tus ojos brillaban. Mis manos temblaban bajo los últimos rayos de sol de un invierno que anticipaba que la primavera escocería, y no por el pólen. Y tu sonrisa sembraba historias que siempre desearé haber recorrido con las yemas de mis dedos, mientras tu luz dejaba en penumbra a un universo entero. Te voy a escribir porque es lo que hago cuando me da por echar de menos, y te extraño. Y me extraña que no sea mutuo después de tanta compatibilidad. Que se pudra el horóscopo si es por ti. Cuando anocheció y tu silueta ya no se distinguía de la mía, tú también lo sentiste. Estoy segura. Y siento tener que admitirlo con tanta convicción por no hacerlo tú. Eres el refugio al que acudir cuando la realidad tantea con el miedo. La serendipia más conveniente en una vida que siempre corrió a contracorriente con lo que yo esperaba de ella. Fuiste la paz que me hizo descubrir que, hasta entonces, no había sido suficiente. ...