Despedida




El 4 de diciembre de 2019 escribí un poema, y decidí llamarlo "sesgos". Un error es considerado un negativismo absoluto, mientras un sesgo se define más bien como una inconveniencia.

Ese mismo día, decidí alejarme de la persona a la que quería (no digo "amaba" porque aún sigo resentida por no haber sido correspondida). Lo escribí desde el móvil, porque sentía que explotaría si no lo hacía inmediatamente, y mi fuego solo me había llevado a consumir toda una historia a cenizas. Bebi tenía razón: no se puede hacer borrón y cuenta nueva. Nada merece que olvides que antes de las ruinas, hubo imperio.

No es que merezca "alguien mejor", es que merezco a alguien que me quiera. Alguien que me vaya a presentar algún día a su familia y que disfrute de ratos conmigo en público: compartiendo charla mientras tomamos un café o cogiéndome de la mano mientras vemos una película en el cine.

Merezco un amor honesto, y poder demostrar el mío sin mostrarme cohibida. Un romance en el que las miradas decían más que la garganta no podía funcionar. La intensidad no sirve de nada si no viene acompañada de racionalidad para saber mantenerla a raya. El caos no llega a ningún lado si no hay paz tras la tormenta, solo un incómodo silencio que te recuerda todas las víctimas que dejan detrás tus malas decisiones.

Me trago el nudo de la garganta y desenlazo finales. Dar leña a la hoguera no sirve cuando la llama ha cedido ante la lluvia. Y mi elemento, un fuego tan etéreo que parece azul, perece bajo tu tsunami de excusas por las que no regresar a mí. "Love You Goodbye" es la canción que olvidé reproducir en nuestra última noche juntos. Te habría encantado (sé perfectamente que no).

Tú lo sabías, ¿verdad? Que era un "adiós". Te reprocharía el no haberme avisado, pero sé que a la larga te lo agradeceré.

Gracias por ofrecerme una despedida.
También yo te la devuelvo por escrito,
Aunque no la pidas.




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