Oneirataxia





Hoy he tenido una pesadilla sembrada a tu nombre, y observabas a otra como nunca lo hiciste conmigo: apartando la mirada a la par que tus ojos reflejaban sobriedad. No la querías y yo estaba allí para presenciar cómo, sin hacerlo, había obtenido más de ti de lo que yo jamás llegué siquiera a aspirar. Sería que para mí tenías de ideal más que de objetivo, y es por ello que sigo buscando señales de ti en cada voz que me recorre los oídos. Pero continúa sin ser la tuya.

¿No lo ves? Sigo firmando con tus iniciales mis escritos por si me pierdes y buscas hallar el camino de vuelta, a la que habría sido tu casa si no hubieras dejado la ventana abierta para escapar cuando añadiera leña al fuego. Pues problema y poema comenzaron a rimar cuando te conocí, y es por ello que no me atrevo a colocarlos por separado en mi obra. Si es que cuando te confesé que me había enamorado en dos ocasiones, leí en tu mente ese "no quiero ser el tercero".

Y yo que solo me había enamorado una antes de conocerte...

A fin de cuentas, mi poesía es compleja y acepto que no me entiendas si no es tu intención. Tampoco yo lo haría desde un corazón tan cegado de libertad que no me quiso sentir suya. Que a veces declaro amor al sentir mera atracción, porque aquí puedo ser intensa sin que me juzguen. Que la poesía es lugar, y hogar para quien la resguarda en el alma. Porque mentir por escrito no me mira con tus ojos, y pierdo el miedo.

Pobre de mí, que he perdido la noción de la hora una vez más por pensar en ti y llego tarde al olvido. Tal vez sea mejor no ir. Quiero decir: me evitará disculparme, y esforzarme en engañarlos, si es que no lo siento. Si es que nunca fue mi destino y no quiero aceptarlo. Que me quedo una vida en el amor si esto permite que mi fuerza depositada en ti te permita alcanzar cada uno de tus sueños. Aunque mi última pesadilla haya sido motivada por ti. Y ya no me quisieras ni tan siquiera ahí.





Comentarios

Entradas populares de este blog

Recitando en la cuerda floja

Los latidos que contuve disimulando que me mirabas

Un sueño en la chistera